¿Cómo afectan las drogas a la salud mental? Parte 2

Es también en la adolescencia, al igual que la marihuana o el alcohol, una etapa donde muchos jóvenes empiezan a fumar y se calcula según un estudio que la los fumadores de tabaco en este caso, empiezan a fumar entre los 13-14 años de edad, justo cuando nuestro cerebro aún está en proceso de formación.
Fumar acelera el proceso de envejecimiento del cerebro y puede empeorar la capacidad para tomar decisiones y resolver problemas, según un estudio publicado esta semana en la revista Molecular Psychiatry. Investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) han analizado datos de resonancias magnéticas de 504 hombres y mujeres de una edad media de 73 años, la mitad de los cuales eran fumadores o antiguos fumadores. El examen de esas pruebas muestra cómo la corteza cerebral de los fumadores perdió parte de su grosor a un ritmo mayor que en aquellas personas que evitaron el tabaco durante toda su vida. Los participantes en el estudio que habían dejado de fumar antes presentaban una corteza cerebral más gruesa. La zona dañada es una región del cerebro ligada a funciones básicas de la mente humana como la memoria, la atención, el lenguaje y la conciencia. El estudio sugiere que dejar de fumar podría permitir a la corteza cerebral recuperar algo de su tamaño original, si bien son necesarios "más estudios para comprobarlo", advirtió Ian Deary, autor principal de la investigación. Los participantes en el estudio que habían dejado de fumar antes presentaban una corteza cerebral más gruesa que aquellos que habían abandonado el hábito hace poco tiempo o bien que continuaban fumando, lo que sugiere que el córtex puede regenerarse. La investigación forma parte de un proyecto británico más amplio para investigar el cerebro denominado The Disconnected Mind. "Todos sabemos que el tabaco es dañino para los pulmones y el corazón, pero es importante que entendamos que también daña al cerebro", señaló el jefe científico del proyecto, James Goodwin. "Dejar de fumar es el mejor modo de reducir el riesgo de daño cerebral, demencia y otras enfermedades. Este estudio otorga esperanzas de que abandonar el tabaco, incluso en la mediana edad, aporta grandes beneficios al cerebro", afirmó Goodwin.
Para muchos, el acto de fumar en sí se convierte en un reconfortante ritual. El fumador suele envolverse en una fantasía que alivia los sentimientos de aburrimiento y estrés. Fumar puede ir de la mano de otras actividades, como beber alcohol o café o comer postre. Estos factores son la razón por la cuál dejar de fumar implica algo más que deshacerse del hábito de la nicotina. 

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